miércoles, 19 de noviembre de 2008

Reflexiones I, II, III, IV; V

"Según nuestro punto de vista, un alumno-artista no debe ser sometido a una iniciación estética donde el trabajo intelectual-filosófico y el trabajo intelectual-literario estén por encima del trabajo intelectual-sensitivo de las formas.
El artista genuino es un hombre libre y honesto. La honestidad artística es aquella posesión segura de la propia verdad, vivida y expresada a través de la belleza. Demos herramientas y enseñemos a trabajar al hombre honesto. El hará después las obras, que brotarán de su corazón".

En Montaje Cinematográfico. Arte de Movimiento., Rafael C. Sánchez

"En un libro sobre el amor que el hombre que hacía las casitas no conocía, que Octavio había comprado en una librería de viejo pero que jamás leyó, que Matilde vio leer reconcentrada a una joven en el colectivo 85, y que Perla perdió en una mudanza sin siquiera haber abierto sus páginas, podía leerse: "¿Por qué conservar y dejar envejecer lo que se tiene? ¿Acaso se conservan los autos viejos? Conservar lo que se tiene, es capitular frente a lo que no se tiene, es privarse, es disminuir, envejecer".
Las cosas pasan, y siempre dejan algo que se ignora. "

En Cuarteto para Autos Viejos, de Miguel Vitagliano
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I

Hace varios días que vengo pensando qué es lo que uno hace cuando vive.

La pregunta es sencilla, la respuesta es cuasi obvia: Cuando uno VIVE, lo que hace es VIVIR.

Así planteada, la cuestión parece una cosa de locos. Pero para mí no lo es.
Porque de verdad, en este momento del año, en esta etapa en donde todo parece ser una locura, me pregunto: ¿Es esto vida?

Hace ya varias semanas que me la paso corriendo. Nada termina, nada llega a su fin y estoy podrida, cansada y hastiada de lo que es, básicamente, mi vida.
¿Depresiva?

Puede ser, un poco. Hay algo en el aire que se repite y que aniquila las ansias de soñar. Hay algo que flota que todo lo ennegrece y es esa masa de aire caliente la que me deshidrata, la que hace que sienta que estoy encerrada, que nada de todo esto es lo que yo buscaba, que todo lo que hago es inmensamente inútil porque no soy feliz.

Y lo peor de todo es que busco salidas intelectuales, razonamientos lógicos. Lo cual es poco coherente. ¿Cómo buscarle una salida razonable a una rutina que tiene más de esquizofrenica que de normal?

II

Lo otro que venía pensando en el colectivo (uno de los pocos lugares en los que, a veces y sólo si estoy sentada, se me cae una idea) es que no tengo más vida que el estudio.

Patético.

Nuevamente, considero que es patético porque no me hace feliz. Porque nada en extremadas dosis puede ser bueno. Porque hemos llegado a un límite ineludible, del que siempre se puede escapar, claro.

Patético.

No estoy dispuesta a dar el brazo a torcer. Y tampoco decido aún si esa perseverancia (ese particular tipo de testarudez que me aqueja) es lo que lleva al triunfo (triunfo entendido aquí como alcance de esa felicidad que todo ser medianamente logico busca sobre la faz de la tierra).

III

En este momento existen ciertas confusiones inevitables.

La fatiga con la concentración.
El amor con el cariño.
La verdad con la certeza.

IV

Sánchez dice que el artista es un hombre libre y honesto.

La palabra libertad es la que aún me resuena en la cabeza.

Vitagliano advierte que conservar lo que se tiene es capitular frente a lo que no se tiene.

Capitular es la palabra clave.

V

No rendiré mis fuerzas a la angustia y al vacio. Yo me tenía y asi como era me he perdido.

Me he perdido para reencontrarme con algo nuevo. Que requiere de valor y coraje. De responsabilidad y respeto.

Un algo nuevo que todavía promete felicidad.