miércoles, 23 de diciembre de 2009

El hombre que se aburría


“Luisito, en esta vida hay que ser alguien”, le aconsejaba su abuela.
Luis le hizo caso. Y fue de todo.

Luis Santiago Buero es escritor, periodista, guionista y psicólogo social. Además de colaborar en revistas como Para ti, Sex humor y Cosmopolitan, ha publicado varios libros de cuentos, como “Príncipes y Medias Lunas” (1971), “Cuentodisea” (1975) y “El último otoño y otros cuentos” (1982). Es autor también de “Historia de la Televisión Argentina Contada por sus Protagonistas 1951/96”, “Hablan los autores”, y faja de honor de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) del año 1983.

Pero llegar a esto no fue fácil, sobre todo para los que lo rodeaban. De chiquito quería ser director de películas de cowboy. Cuando jugaba con su hermanito, lo dirigía: antes de calzarse el sombrero y agarrar la pistola, le inventaba un personaje, una historia y una misión. También le gustaba jugar al fútbol –es de Racing- pero ése era un juego con reglas, y a él le interesaba mucho más el mundo en el que las reglas las inventaba él. Su propio universo, a su original medida.

El secundario no fue muy distinto. Escribía cuentos y creaba historias en las que mezclaba ficción y realidad: situaciones de aventuras que nacían en sus letras, y en las que –su hermanito lejos- ahora metía a todos sus amigos.

Sin embargo, y muy a pesar de toda esa fuerza creativa, cuando tuvo que elegir qué estudiar, se anotó en Economía. Es que el mandato paterno era fuerte, y él debía convertirse, de acuerdo a esos cánones, en contador público.

Por suerte, casi terminando la carrera, se avivó, y dejó para empezar Producción de Radio y Televisión en el ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica), en el que actualmente –por esas vueltas de la vida- dicta clases.

Fueron dos, en realidad, los giros que él considera significativos en su vida profesional. El primero consistió en mostrarle sus cuentos a Victoria Ocampo, logrando que comenzaran a publicarlos en La Nación; luego, mucho más tarde, vendría el taller de guión de Maria Inés Andrés, con quien aprendería a escribir historias desde la mirada del director.

A partir de ahí todo parece encauzarse. A fuerza de llevar sus trabajos a diferentes canales, lo terminaron llamando para guionar “La Familia Benvenuto”, una comedia de Telefé, desde 1991 hasta 1995. Continuó colaborando con “Los Rodríguez” y “Señoras y señores”, todos ciclos del mismo canal, entre otras cosas.

Luis Buero, sin embargo, es un hombre que no soporta hacer eternamente lo mismo.
Suele aburrirse rápido. Eso quizá explica que, habiendo ya delineado una trayectoria importante como guionista y periodista, haya cambiado radicalmente el dial, para acercarse a la psicología social.

Quiso contestar una pregunta que muchos le hacían: ¿Por qué los programas “malos” son los que tienen más rating”? En el afán de superar su duda, terminó la carrera, para continuar con una consultoría psicológica de la que, además del mal hábito de ver a Lacan hasta en la sopa, le quedó un taller, “Cuando los celos te carcomen”, que se desarrolla actualmente en el Hospital Tornú.

Su abuela, que en paz descanse, debe de estar contenta: Luisito no sólo supo imaginar cuántas cosas podía hacer una persona. Supo llevarlas a la realidad y a la ficción, concretándolas en un universo especial, en el que él, definitivamente, es alguien único.

Diabladas, sucedidos y leyendas (de Argentina)




Se dice … que a los
remolinos y a las tormentas los crea “Satanás”, “Leviatán”, “El Diablo”. Y
que este cabalga montado en su misma furia en el centro de ellas. A esto, los que
saben, los que entienden de lo oscuro, los habitantes de la noche, esos pocos, lo
llaman… diabladas.

Siempre hermano
recuerde una leyenda, la que le cuento ahora,

si puede, recuerde...

Que para no ser
notado, por El… “El Diablo”, para no llamar
su atención, su apetito, dicen que ante el remolino o la tormenta, solo usted
ruegue, persígnese y ruegue a la “Pachamama”, - a la madrecita tierra, a la Maria,
un Salve, pero… en vos baja, muy baja.

Y no mire, nunca
mire de frente a la tormenta, no la desafié, por que…

“El… Mandinga”. - El… si se enoja, le comerá el alma en un
respiro.

Diabladas, sucedidos y leyendas, en producción