viernes, 5 de diciembre de 2008

Adentro de mi Cabeza

Parte II

Jugador I: Mirá, yo no quiero romperte los huevos pero la verdad es que te estás dejando. Y vos sabés muy bien que es un esfuercito más y san se acabó. No entiendo qué es lo que te cuesta tanto.

El Jugador II lo mira de reojo. Tiene ojeras violetas y la mirada profunda. Se rasca una ceja y lo mira fijo. Está por decir algo, pero se arrepiente. Está tan cansado que ni siquiera sabe si tiene sentido discutir.

Jugador I: Mirá, Omar, vos a nosotros nos tenés que decir qué carajo te pasa. Sino esto no va para ningún lado. ¿O no, Javier?

Javier, el Jugador III, está desconcertado. Lo mira fijo.

Jugador III (Javier): Si, si, es cierto, Raúl. Bah, bueno… No sé. Yo lo entiendo a Omar. No tengo nada para decirle. O sí. Qué se yo…

Jugador I (Raúl): Siempre tan indeciso vos. Saben, a veces pienso que tu indecisión, Javier, es lo que nos tiene en la lona.

Omar le clava la mirada. Raúl no baja los ojos. Tiene una actitud desafiante.

Jugador II (Omar): Mirá, Raúl, para mi tu prepotencia tiene un límite. Y si me preguntás a mí, lo que me pasa es que tengo LAS PELOTAS INFLADAS. Sí, si, no me mirés así. A vos también se te inflan, la única diferencia es que a vos te gusta. Sinceramente, a mí esto ya me tiene saturado. Y fijáte como solito vos no podés hacer nada.

Raúl lo mira con rabia, pero mantiene la postura. Eleva un poco el tono de voz.

Raúl: La cosa acá, querido, es que vos antes eras un lloroncito. Si no hubiera sido por mí, vos no salías de ningún lado.

Omar: Y te lo agradezco. Pero hace ya bastante tiempo que acordamos que lo que estabas haciendo había sido circunstancial, pero no era lo mejor. (Mira a Javier como buscando apoyo) Digo, no era lo mejor para ninguno de los tres.

El borracho de la punta se levanta y hace un mohín gracioso. Raúl lo fulmina con la mirada y el borracho se sienta. Antes de que alguno de los tres continúe hablando, levanta la botella de vino que tiene en la mano derecha, como si estuviera brindando con un ser imaginario.

Omar. En fin, como te estaba diciendo, Raúl… Es una pena, pero tengo las pelotas hinchadas, ¿me entendés? Yo sé que a vos te es difícil, porque a vos si no te pasa algo no podés estar tranquilo, pero a mí me parece que la cosa me funciona diferente. Me copa hacer ochenta cosas, bárbaro, me copa hacer ochenta más, pero ya 2500 me están rompiendo un poquitito las pelotas.

Y te digo, esto no es de ahora, pero por respeto a vos y a Javier, que está tratando de afianzarse en su laburo, no dije nada antes. Pero estas últimas semanas me destruyeron, de verdad que ya no puedo más.

Javier. Gracias, Omar. Yo te juro que trato. Trato de hacer todo lo posible, pero me cuesta. No sé porqué me cuesta tanto. Me alegra saber que vos cooperás.

Raúl: Acá todos cooperamos Javier. Lo que a mi me disgusta es que, aún a pesar de todas las pelotudeces que descubriste este año, sigas siendo el mismo pelotudo de siempre. Valga la redundancia.

Omar (le para la bocha) Pará, Raul. ¿No te das cuenta de que no todo es pum, pam pim? A vos porque te resulta fácil, al que se te mete en el medio le ponés un golpe y se acabó, pero acá la joda es distinta.- Date cuenta, si Javier fuera igual que vos, estamos todos cagados. (Mira al fondo. El Artista, La Gula, El Avaro y el Amante lo miran sin expresión) Todos ustedes, muchachos, ni existirían. Para que sepan.

Los tres se quedan en silencio. Raúl se sirve un vaso de ginebra y se lo manda de un saque. Las cartas de póker están desparramadas por la mesa. Javier mira fijo la ginebra que quedó en la botella. Parece estar pensando en algo pero es muy tímido y le cuesta terminar un razonamiento. En realidad sufre de cobardía y la actitud de Raúl no lo ayuda. Desde el fondo, el Artista (que está borracho) se dispone a contestarle a Omar. Tiene una camisola verde y un pantalón a rayas, y el pelo largo y desprolijo.

Artista: Tenés razón, Omarcete querido! Vos tirále algo a los perros de acá atrás. A mi se me terminaron las hojas y me acabo de leer el último libro. Vos te das cuenta, el día ese en el que Raúl estaba todo histérico…

Raúl (enojado): ¿Cuándo, pibe? Acá no hablés demás, vos sabés que te respeto mucho, pero hace rato que te la pasás fumado y te cuesta la creación. Esta cuestión no tiene que ver únicamente conmigo y mi prepotencia, si yo no estuviera vos seguirías drogadísimo, y la creatividad ahí se te convertiría en angustia existencial. Está muy bien que tengas que laburarla, sabés.

Artista: Raúl, no me jodas. Hace rato que no podemos leer un libro. Vos con tus ochocientas mil obligaciones y la puta que te parió. Quiero sentarme a leer un libro y la cabeza no funciona. ¿Me estás jodiendo? A principio de año dijiste que este año no iba a ser como el pasado, y mirá. Tenías razón, fue peor.

No, si sos un hijo de puta, vos.

Omar: Yo al Artista no lo defiendo pero un poco de razón tiene. Este año dijimos que la cosa se iba a tranquilizar y al final, al carajo con todo.

Raúl (se sienta, como cansado): Ya sé, muchachos. Lo que pasa es que estábamos todos tan contentos, que me pareció una boludez no aprovecharlo. ¿O me van a negar eso? Todos fantásticamente bien, jugando al póker…

Todos se miran, asienten con la cabeza, y se quedan en silencio.

No hay comentarios: