martes, 6 de octubre de 2009

Entrevista a Fabiana Túñez, de la Asociación Civil La Casa del Encuentro


Fabiana Túñez es una mujer delgada, de pelo castaño rojizo corto, mirada penetrante pero dulce y voz enérgica. Al llegar a la Dirección General de Defensa del Consumidor –en donde trabaja de lunes a viernes- me hacen pasar a su oficina, un cuarto en el que apenas caben ella, sus ganas y las mil carpetas de formularios que transcribe a su computadora mientras atiende por teléfono a la producción de una radio provincial en la que todos los jueves hace una columna sobre género.
Fabiana es la Coordinadora General de la Asociación Civil Casa del Encuentro, un espacio feminista, social y popular en el que, junto con Ada Beatriz Rico y Marta Montesano, trabaja contra toda forma de violencia y discriminación hacia la mujer.

¿Cómo surge la idea de formar este espacio de lucha?

Éramos tres amigas que estábamos muy locas, que sentíamos que había una asignatura pendiente: construir un espacio feminista que fuera abierto, un espacio físico real, no virtual, en el que se le diera respuesta a la mujer concreta, la de carne y hueso.

¿Cómo fue concretarlo?

Siguiendo la lógica de un feminismo construido entre todas las mujeres pero de cara y con la sociedad, un día juntamos nuestros ahorros y abrimos una sede en Honorio Pueyrredón al 600. Empezamos de a poquito con un proyecto muy bien delimitado, que luego fue creciendo.

¿Qué actividades se realizan hoy en La Casa del Encuentro?

Tenemos talleres y grupos de asistencia y de fortalecimiento a las mujeres en situación de violencia. Acompañamos a las familias que están buscando a sus hijas víctimas de la trata de personas. Y tenemos la Carpa Itinerante de las Mujeres Contra Toda Forma de Violencia, que trasladándose lleva nuestro mensaje a diferentes lugares del país.

Ayer estuvieron frente al Congreso haciendo una radio abierta. ¿Cómo empezó esta actividad?


El 3 de abril de 2007 la Asociación Civil convocó a la primera marcha por las mujeres desaparecidas en democracia por las redes de trata para la prostitución. Desde ese entonces, el tercer día de cada mes se lleva a cabo esta movilización, con la participación y coordinación de diferentes grupos sociales y políticos.

¿Cómo participan los familiares de las nenas desaparecidas?

Se muestran las fotos, se aprovecha la instancia para difundir los casos a nivel de medios de comunicación. Ayer estuvo con nosotros el papá de Rocío Marini.
Por suerte pudimos sostener esta actividad, que sirve para instalar la temática y darles una tribuna a las familias que están buscando a sus hijas. Es un punto de referencia que ya está instalado, los 3 de cada mes hay un grupo de personas que lucha contra los molinos de viento y contra los intereses políticos y económicos de estas redes.

Ustedes hacen “arte político”. ¿Qué es eso?

Es una manera de llegar a nuestro auditorio desde una acción que habla más que miles de estadísticas.
La performance de la trata, por ejemplo, es un acto muy corto, de ocho minutos de duración, en el que hay una mujer encerrada en una red y una mamá que la está buscando. Cuando hay una ponencia, o algo muy formal, nuestra intervención en un principio siempre tiene que ver con algo que deja al auditorio sensibilizado.
Y es efectivo porque le hablamos a la persona, no al título.

¿Trabajan en conjunto con actores?

No, lo hacemos nosotras. Porque concebimos nuestro accionar con poner el cuerpo en lo que uno hace. Esto nos atraviesa: como mujeres, como personas, como víctimas de este tipo de violencias de género. Y ésa es nuestra idea: hacer que los demás sientan adentro suyo lo que hacemos, porque nosotras lo hacemos desde nuestro corazón.

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